Montevideo fue testigo de la primera exposición de acuarelas de Javiel
Raúl Cabrera, en 1944, bajo los auspicios de Parrilla. La figura central, clave de
su obra, fue la Niña de P., estado del ser en la abstracción.
María Esther Gilio ne so equivocó cuando escribió : « En definitiva, la pintura
de Cabrera es el mundo de la poesía de Parrilla, traducido en línea y color. »
Torrés-García vio sin duda « al pintor » en el muchacho de 20 años.
Cabrera pasará más de 30 años en un hospital psiquiátrico… Borrando el horror
del error de un internamiento abusivo, la ciudad de Santa Lucía rindió en 1993
un homenaje póstumo al pintor maldito.
Cabrera entrará en la leyenda y su obra en el mercado del arte.
Cabrera falleció en 1992.
Que viva su obra.
Llega el día y la hora en que Uruguay y el mundo tomarán conciencia de la uni-
versal dimensión de los dos gigantes hermanos en arte : Parrilla el poeta amante
de Sabiduría, Cabrera el pintor de l’innocence recouvrée.
QUE VIVA SU OBRA.
FERNANDE DALÉZIO
Agradecemos la información a Magali Stage. Imagen: Dossier de prensa. Colección Esterisme