"Hacia 1946 José “Pepe” Castro (España, 1939) debió emigrar para radicarse en Montevideo (en barco, como tantos europeos acosados por la pobreza) y desde entonces trabajó en ebanistería, confeccionando muebles de calidad. Fue difícil ganarse la vida, pero el país lo acogió en un momento de prosperidad: solía darse el gusto de comprar hasta tres diarios por día para seguir las tiras cómicas, y recuerda aún vivamente los pomposos carnavales de antaño: dos hechos que resultarán a la postre significativos. Pues en sus ratos libres Pepe Castro comenzó a realizar en forma autodidacta una descomunal producción de talla directa en madera (escultura y relieves) inspirada en temas populares. En ellas narra historias no de un modo secuencial como en el cómic moderno, sino de manera sincrónica, total, como lo haría un observador omnisciente (la figura de Dios, tan cara al arte popular tiene también aquí un registro posible).
Reproduce con mínimos elementos plásticos monumentos, personajes públicos, vehículos, animales y plantas, en escenas ora risueñas, ora crueles y picarescas. En sus esculturas manifiesta un criterio de organización espacial muy acusado: compartimenta y llena todos los intersticios con elementos de la imaginería religiosa -santos, diablitos, calaveras-, de la tradición urbana y de leyendas celtas y gallegas - guerreros, templarios y santos-. Sus bajorrelieves se abren cual modernos retablos a un mundo de historieta ilimitada que se regodea, con una idea coral y escatológica, en las muchedumbres sujetas a su azar y destino. Actualmente radicado en la ciudad de Carmelo (Departamento de Colonia, Uruguay), Castro sigue produciendo a un ritmo vertiginoso. Como un verdadero inmigrante que se realiza a sí mismo, su obra sincretiza una imaginería aluvional que recoge tradiciones diversas con un sentido vitalista y descriptivo avasallante." (Otro Arte en Uruguay, Linardi y Risso, Montevideo, 2009).
"Si la esencia del arte naïf es la
recuperación de un paraíso perdido o añorado, podríamos afirmar que buena parte
de la obra de José “Pepe” Castro
(Bueu, España, 1939) recrea el preciso momento de la pérdida o de la expulsión
de dicho paraíso. Sus impactantes tallas y relieves de madera acusan la
presencia de ángeles y demonios, de multitudes humanas y climas apocalípticos.
Las referencias sagradas se mezclan con las mundanas en clave satírica, según
la imaginería popular del inmigrante: Castro prosigue la tradición familiar de
carpinteros una vez instalado en Uruguay en 1946. Siempre más recostado al
comentario filosófico-social que a lo típicamente ingenuo, en las últimas obras
ha experimentado, empero, con el color, y con formas no tan depuradas como su
conocimiento del oficio de ebanista sobradamente le permite. Esa elección
voluntaria –Castro ha realizado piezas de un esfuerzo físico y de una precisión
técnica asombrosas– nos sugiere su inclusión en esta muestra, pues como
tallista autodidacta y propenso al sincretismo cultural, el talante naïf
tampoco le ha sido esquivo." (Arte Naïf en Uruguay, Fundación Unión, Montevideo 2015)
Fotos del nuevo taller tomadas por la familia Castro salvo la última con Thiago Rocca, tomada antes de la reforma del taller.
No hay comentarios:
Publicar un comentario