Jubilada de maestra e inspectora de Primaria, Alda
Pereira (69 años) es oriunda de Tacuarembó y como artista autodidacta
desarrolla, ya de mayor, una pintura muy peculiar. Es una obra –generalmente acrílico sobre tela en pequeños formatos– atravesada por el humor, contagiado seguramente por
el trato de tantos años con los niños, a los que tiene aún bien presente. Pero
además Alda descubre soluciones para cada obra que sorprenden por su valentía
y originalidad: algunas nos resultan muy “iturrianas” –aunque ella jamás ha
oído hablar del celebrado pintor uruguayo Ignacio Iturria– otras sorprenden
por una imaginación que parece no tener ataduras –es capaz de pintar
literalmente una pared de agua– pero que parte siempre de un acontecimiento de
su vida cotidiana, e incluso toma fotos de ciertos objetos para luego elaborar
una “historia” pictórica con ellos.

Renglón seguido transcribimos unas notas que tomara Stevenazzi de una charla mantenida con la artista en el pasado mes de mayo:
“Mirá, yo siempre hice carteles para los maestros en
las escuelas. No me gustaba hacer algo rígido porque a los niños les gustaba
algo humorístico. Por ejemplo, una mujer con los brazos muy largos y con los
pies muy grandes.
Me interesa el humor y lo cotidiano, y por supuesto,
también en relación a lo que a mí me pasa, lo que me gusta y lo que no me
gusta.

Nunca pude hacer lo que me gustaba. Cuando estudiante
de Magisterio siempre tuve que hacer lo que me pedían. Odio las flores de la
estrella federal, siempre rodeadas de un paño que nos colocaban como modelo.
Ahora me encanta y me divierto haciendo lo que hago.
Cosas cotidianas. La cama donde imagino descansar, el
dormitorio, siempre con humor y nostalgia. Calles de pueblo; me gustan las
casas de barrio porque tienen mucho colorido. La gente corriente, un comedor…
mirá yo pienso que aún a esta altura de mi vida, pienso que a nosotros los
adultos no nos es permitido jugar, saltar, vestirse como se nos dé la gana.
Posiblemente porque quienes hacen
todo eso, son mal vistos. No me gusta la formalidad.
Respecto al autorretrato que he pintado. Yo diría
que, este, viste que esto es un piyama, que es una prenda para andar en casa y
tener que hacer algo que no me gusta: cocinar. Por eso el huevo que vuela, el
perro molestando, el cuchillo...
Lo que pinto, es como una cosa de rebeldía.”
(Comentario tomado el lunes 5 de mayo a las 14 horas
en una reunión de taller, en la ciudad de Tacuarembó, donde vive Alda Pereira. Textos y fotos registrados por Fernando Stevenazzi)