La exposición "Sin capa pero con vuelo: visiones erráticas por la obra de Víctor Hugo Andrade" es un gran paso hacia el reconocimiento de un artista talentoso cuya creación se encuentra en general fuera de los canales oficiales de difusión cultural. La vida de Víctor ha transcurrido mayoritariamente en la calle y en los últimos años, recuperado milagrosamente de una grave afección respiratoria, ha encontrado una red de contención amical que lo ha ayudado a sostenerse bajo un techo y en un ambiente más propicio para su vida y su arte, que son inseparables.
Que el Instituto Nacional de Artes Visuales (dependiente de la Dirección Nacional de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura) organice una exposición seria y bien planificada, curada por la investigadora Lourdes Silva, en un espacio oficial, es ciertamente una buena noticia. Se suma a un proceso muy lento pero sostenido de reconocimiento institucional del valor de la obra de Andrade. Este reconocimiento comienza hace algunos años con la incorporación de obras de Víctor Andrade al acervo de museos estatales como el Museo Histórico Cabildo de Montevideo y el Museo Figari.
El proyecto Arte Otro en Uruguay colabora con el préstamo de tres obras -a solicitud de la curadora- para esta exposición, a la que contribuyen también numerosos amigos del artista y coleccionistas de su obra.
Dice Lourdes Silva en el catálogo: "Mientras carga con el peso de las imágenes que produce, Andrade baila. Es experto en la caminata lunar, se desliza por el barrio que parece ser su matria: la Ciudad Vieja, como si las calles estuvieran enjabonadas. Porta el ritmo en su cuerpo, también el sacrificio y una especie de intemperie sin afuera: la calle, la nocturnidad y sus quimeras han sido su pista de break dance, su casa, su vasto tablón virtual donde empezó a dibujar, como mareado, orillando un nuevo orden de los elementos en el espacio. La distorsión formal del paisaje urbano de Montevideo es un elemento central de su propuesta, tanto en el plano técnico como en el conceptual. A través de su pintura, Andrade no solo reproduce la ciudad, sino que la deconstruye, distorsiona y transforma, alterando su coherencia y linealidad.
Andrade pinta y al hacerlo produce una incisión, practica una visión crítica sobre el proceso de racialización en la historia del arte nacional, un relato en el que la invisibilización de las comunidades afrodescendientes ha sido sistemática. A pesar de que los afrouruguayos representamos una parte significativa de la población, nuestra contribución cultural ha sido históricamente minimizada y, en muchos casos, silenciada. En este contexto, la figura de un artista afrodescendiente como Andrade cobra un profundo significado, tanto en términos de representación cultural como de resistencia política."
La muestra permanece en la sala anexo del Espacio de Arte Contemporáneo en el MNHN, en la calle Miguelete 1825 (ex-cárcel Miguelete de Montevideo) hasta el 9 de marzo de 2025. Está abierta al público de miércoles a sábados de 13:00 a 19:00 y domingos de 11:00 a 17:00.
"Víctor Hugo Andrade nació en Malvín en 1978. Es pintor, bailarín de break dance y boxeador. Creció en el Consejo del Niño y luego vivió quince años a la intemperie, primero en la escalinata del ex Mundo Afro y luego en 25 de Agosto y Misiones. Le gustan las series del Hombre Lobo, las Tortugas Ninja y el Auto Fantástico. En la escuela intercambiaba retratos de sus compañeros por meriendas, según escribe en su autobiografía: los hacía bien distintos, por eso, a veces, lo llevaban a la dirección. Su bebida favorita es la Fanta y cada tanto puede transformarse en Mangerman, el superhéroe. Puede ver Titanic mil veces mientras suena Freddie Mercury. Suele decir que los libros mienten." (Lourdes Silva)
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