Incalculable es un adjetivo que utiliza a
menudo Antolín (Manuel Núñez,
Montevideo, 1956) y el que mejor define su visión optimista del arte. Lo
visitamos recientemente en su casa para que nos pusiera al tanto de sus últimos trabajos. Alejado momentáneamente de las corrientes vanguradistas por él concebidas, el
Triangulismo (“estructuras triangulares en que no sobra ni falta ninguna
línea”) y el Circulismo (“se realiza a partir del nudo circulista que se
adhiere a formas figurativas”), nos enseña una serie de paisajes pintados a
lápiz, dominados por una línea limpia, vastas superficies en blanco y
singulares “pliegues” en la concepción espacial del dibujo. Ha esbozado también
una serie de rostros hieráticos y prosigue con sus obras en cerámica, algunas
de las cuales conocíamos por la exposición que realizara en el Museo Nacional
de Artes Visuales en junio-agosto del año 2009.
Los cuencos de cerámica elaborados con
planchas de barro (sin torno) poseen una imaginación fresca, inefable, que
combina formas de alas y orejas para las asas y una línea suave y sutil para
los recipientes. En estos trabajos conoce la asistencia técnica de la profesora
Josefina Pezzino, quien deja libre la inspiración formal de Antolín. Antes de irnos nos mostró lo que considera
un hallazgo sin igual: sus dibujos vistos a trasluz, que dejan ver la fibra del
papel “interviniendo” la
composición y variando su paleta. Muy entusiasmado (“es incalculable hasta
dónde puede llegar mi arte”) prevé una muestra cuyo montaje intregre un sistema
lumínico capaz de hacer rendir al máximo su último descubrimiento.
1 comentario:
Conoci sus canciones por un caset apocrifo que andaba en bs. as. en los 80. Que bueno saber que esta bien y activo. Que mago de genios uruguayos
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