Viernes 15 de Junio / 19hs / La Pasionaria, Reconquista 587 (Montevideo)
El libro será presentado por José Pablo Arenas y Pablo Thiago Rocca.
"A lo largo de casi treinta años una mujer, habitante de la colonia suiza en Nueva Helvecia, departamento de Colonia, se dedicó, desde la fábrica de su padre primero y luego desde la suya propia, a recubrir bancos con azulejos de colores. Su nombre es Betty Galán.
La sensibilidad de Cristina Casabó los hace llegar a nosotros a través de este libro. Nos cuenta que la fisonomía de Nueva Helvecia incorpora con naturalidad estos diseños entre sus abundantes y cuidados espacios verdes, entre la pureza del aire y la soltura de la luz, como resultado de un aparente sencillo placer de decorar, casi un gesto lúdico, desinteresado y persistente de su autora, que teje a la intemperie una suerte de murmullo y marca la memoria de una tierra, de una tarde. Más allá del acto creativo hay un acierto estético; la composición, las formas y el color, responden a un cierto orden, dispuesto luego azarozamente en sitios de tránsito y encuentro: toda una invitación a detenerse." (Sabela de Tezanos)
Un concepto elevado del orden dicta las composiciones de Galán, movidas por un sentido del color tan espontáneo como efectivo. Básicamente, para sus bancos trabaja en una forma triangular a la que otorga un ritmo sostenido, pero variando los colores, dimensiones y la inclinación de los azulejos, siempre lisos y de color neto (sin dibujos). Rombos, rectángulos y cuadrados completan las figuras utilizadas.
Con esa frugalidad de recursos, de una economía y una
idealidad que se diría pitagórica, Galán compone su universo creativo. Le
bastan esos medios para lograr una visualidad contundente y rica en el aire lúdico
y en los efectos cinéticos asordinados. Para remarcar su llaneza y su perfecto
ensamblaje en un mismo plano, la colocación de los azulejos se da en forma
limpia y precisa. Los cortes –cuando los azulejos no son enteros- han sido
efectuados de forma manual y no presentan ninguna irregularidad.
Los azulejos
se empalman unos con otros a igual distancia, sin rebabas ni superficies
ásperas. Apenas los separa una delgada línea de cemento que con el tiempo se
oscurecerá y oficiará de marco. El banco, realizado en piezas de cemento armado
que se encastran fácilmente, parece ideal como soporte para el despliegue de esa
imaginación de frisos abstractos y guardas entrelazadas. Tanto el asiento como
el respaldo condicen con el gusto moderado, de líneas suaves y no demasiado
frías. Algunas veces Galán se da el lujo de incluir esmaltes levemente oscuros
junto con tonalidades claras para, gracias al contraste de los opuestos, dar
ilusión de volumen y escalonamiento, con efectos sorprendentes si los
observamos en la variedad de conjunto de su producción (...)"
Fragmento del capítulo "Betty Galán: Simplicidad y
precisión en el arte mosaico" de P. Thiago Rocca en Bancos Azulejados.
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