No es una muestra de art brut pero en buena medida lo
parece. Y haciendo un poco de imaginación es posible que Jean Dubuffet, de conocerla, la hubiera calificado como parte de la Nueva Invención. Es que Claudio Silveira Silva (Río Branco, 1935 - Barcelona, 2007) fue un escultor -además de pintor y grabador- que pudo comprender como
pocos la conexión entre el saber popular e intuitivo y la talla de madera “profesional”.
Quedan apenas unos días (hasta el 29 de octubre de 2012) para visitar esta importante
exposición en el Museo Nacional de Artes
Visuales de Uruguay. Recogemos fragmentos
de una nota de Thiago Rocca publicada bajo el título de “Materia pendiente” en
Brecha, el 21 de setiembre de 2012.
“…Silveira Silva abreva en la vertiente popular de temas
camperos en lenguaje rústico. Pero la manera en que las gubias ‘comen’
sistemáticamente y a ritmo controlado las masas, desbastando la madera con
fuerza uniforme y sutil cálculo, da cuenta de un conocimiento técnico muy
refinado. Un oficio que lo separa de la tosquedad del autodidacta, del que se
vuelve a unir, sin embargo, en el regodeo en la objetualidad, como se puede
apreciar en las latas aplastadas que conforman las mudas del bebé en ‘Homenaje
a un amigo’ (c. 1993). En este sentido, Silveira Silva no toma de lo popular la
candidez conceptual que atribuimos a las manifestaciones tradicionales y
anónimas (como podríamos inferir de la serie de ‘Las tetonas’ de Germán
Cabrera). El artista parte de lo que está en bruto, aquello que aparece como lenguaje latente o
sugerido. Ese es el dominio de Silveira. Un lenguaje que está siendo arrancado
de la materia, que puja por desprenderse para alcanzar el volumen. (…) Los
vínculos de la escultura de Silveira Silva solo tienen parangón en la obra
actual del escultor autodidacta Manuel ‘Turco’ Méndez (San Gregorio de Polanco,
1970). Comparten ambos el tratamiento del alma de la madera como cosa
elemental, sufrida y gozosa. En todo caso el pulimento es matricial, está en la
raíz. Todo nace de una fecundidad que es dura desde el comienzo (ver ‘D’ de Eva’,
1993): la serpiente como una luna que corona a la mujer, curioso sincretismo de
símbolos opuestos…”
“Arte de fronteras”. Claudio Silveira Silva en el Museo Nacional de Artes Visuales de Uruguay. Tomás Giribalidi 2283, esq. Julio Herrera y Reissig. Montevideo, Uruguay.
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