Ya está en la calle el último número de la revista uruguaya
DOSSIER (Año 7 Nº 38, mayo junio 2013), que dedica su nota de tapa al arte naïf
en Uruguay, a cargo de Pablo Thiago Rocca. El artículo busca
establecer el significado que guardan hoy en día estas manifestaciones artísticas
y determinar su lugar en el panorama de las artes visuales uruguayas. Por
razones de edición ajenas al autor se omitieron las citas y referencias de la
nota. Aprovechamos este
espacio para realizar los
agradecimientos del caso y las citas cuando corresponden al fragmento
transcripto.
La
sorprendente peripecia vital de Medina no incluye ningún aprendizaje artístico
formal, sin embargo, deben anotarse en su curriculum otras habilidades: domador
de animales en el circo, campeón náutico en botes de un remo, tripulante de un
carguero norteamericano durante la guerra ítalo-turca, blandengue, compositor
de tangos, vestuarista y escenógrafo del carnaval sanducero (obtiene premios
por los disfraces de Mariposa, Torero y Domador de Dragón), fileteador en una
empresa de decoración... Medina pintor acróbata, siete oficios, encarna la
figura del arista útil, ingenuo en la forma pero astuto en la intención, capaz
de una picardía digna de Felisberto Hernández: « trabaja en un instituto de
belleza para pintar las piernas de las señoras, especialmente a las coristas,
simulándoles medias.» 2 El summun del pintor: con destreza de mentalista realiza
exhibiciones en los tablados pintando paisajes con ojos vendados. Sus pinturas
morales o de género (“La madre”, “La timba”, naturalezas muertas, etc.)
desconocen toda retórica académica y lo colocan como el verdadero iniciador de
la pintura ingenua uruguaya.3
“Hubieron otros antecedentes que pasó por alto el establishment local. Hoy
la obra de estos artistas es prácticamente inhallable. El primero y más
espectacular de ellos es Joaquín Medina (Paysandú, 1899-1974). A los nueve años
escapó de su casa para recorrer Argentina con un circo de pruebas donde entre
otros trabajos era «pintor relámpago»: «Atado a un trapecio, con una paleta en
una mano y los pinceles en la otra, pinta en los vaivenes del mismo y a una
altura de 15 metros sobre una tela colocada fija cerca de la lona.»1
1. Jorge Camerota, Semanario MARCHA, 10/9/1965, y Revista Paralelo
32, Nº 1 Paysandú, sin fecha. Cortesía de Julio Elizalde.
2. Camerota, Revista Paralelo 32, p. 30 .
3. En la Casa de la Cultura de Paysandú se registra un paisaje con
bañistas firmado en 1918.
Imagen del cuadro de Medina es gentileza de Adriana Dupont.
La obra de tapa "Sirena" de la revista Dossier, pertenece a Alicia Ferrari. La fotografía
es gentileza de la Galería Sur.
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