Arte naïf en Uruguay





Ya está en la calle el último número de la revista uruguaya DOSSIER (Año 7 Nº 38, mayo junio 2013), que dedica su nota de tapa al arte naïf en Uruguay, a cargo de Pablo Thiago Rocca. El artículo busca establecer el significado que guardan hoy en día estas manifestaciones artísticas y determinar su lugar en el panorama de las artes visuales uruguayas. Por razones de edición ajenas al autor se omitieron las citas y referencias de la nota.  Aprovechamos este espacio  para realizar los agradecimientos del caso y las citas cuando corresponden al fragmento transcripto.


“Hubieron otros antecedentes que pasó por alto el establishment local. Hoy la obra de estos artistas es prácticamente inhallable. El primero y más espectacular de ellos es Joaquín Medina (Paysandú, 1899-1974). A los nueve años escapó de su casa para recorrer Argentina con un circo de pruebas donde entre otros trabajos era «pintor relámpago»: «Atado a un trapecio, con una paleta en una mano y los pinceles en la otra, pinta en los vaivenes del mismo y a una altura de 15 metros sobre una tela colocada fija cerca de la lona.»1

La sorprendente peripecia vital de Medina no incluye ningún aprendizaje artístico formal, sin embargo, deben anotarse en su curriculum otras habilidades: domador de animales en el circo, campeón náutico en botes de un remo, tripulante de un carguero norteamericano durante la guerra ítalo-turca, blandengue, compositor de tangos, vestuarista y escenógrafo del carnaval sanducero (obtiene premios por los disfraces de Mariposa, Torero y Domador de Dragón), fileteador en una empresa de decoración... Medina pintor acróbata, siete oficios, encarna la figura del arista útil, ingenuo en la forma pero astuto en la intención, capaz de una picardía digna de Felisberto Hernández: « trabaja en un instituto de belleza para pintar las piernas de las señoras, especialmente a las coristas, simulándoles medias.» 2 El summun del pintor: con destreza de mentalista realiza exhibiciones en los tablados pintando paisajes con ojos vendados. Sus pinturas morales o de género (“La madre”, “La timba”, naturalezas muertas, etc.) desconocen toda retórica académica y lo colocan como el verdadero iniciador de la pintura ingenua uruguaya.3

1. Jorge Camerota, Semanario MARCHA, 10/9/1965, y Revista Paralelo 32, Nº 1 Paysandú, sin fecha. Cortesía de Julio Elizalde.
2. Camerota, Revista Paralelo 32, p. 30 .
3. En la Casa de la Cultura de Paysandú se registra un paisaje con bañistas firmado en 1918.

Imagen del cuadro de Medina es gentileza de Adriana Dupont.
La obra de tapa "Sirena" de la revista Dossier, pertenece a Alicia Ferrari. La fotografía es gentileza de la Galería Sur.



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