Rosa Cazhur: Puentes levadizos entre el todo y la nada


El hombre ha inventado / Las palabras / Una constancia de que sufre / Y que reclama a otros hombres / El hombre ha inventado las / Palabras porque las sonrisas / Vagaban alegremente / Por un campo de dalias. / El hombre ha inventado / Las palabras porque al / Amor no le / Alcanzaban las caricias / El hombre ha inventado / Las palabras y los puentes / Levadizos entre el todo / Y la nada. (Rosa Cazhur, 2009)




Antes que concluyera el 2020, como una jugarreta sombría del destino, en un año ya de por sí desastroso, nos enteramos del fallecimiento de la artista Rosa Cazhur (Durazno, 1947 – San José, 2020). Entre las muchas pérdidas importantes del año, en cuanto a artistas y referentes culturales uruguayos, la de Rosa amenazaba pasar desapercibida por encontrarse desde hacía años internada en la Colonia Etchepare, es decir, en varios sentidos aislada del resto del mundo. 

No obstante, en los últimos 20 años Rosa, con altibajos anímicos y quebrantes de salud, estuvo activa y en su curriculum no faltan exposiciones en distintas ciudades del país y del exterior, así como la publicación de sus poemas. 

De adolescente, casi una niña, Rosa manifestó un fuerte interés por el arte y despuntó una vocación creadora alentada por sus padres. En una reseña autobiográfica que publicó como prólogo a sus poemas contó que a sus trece años ingresó al Taller de Artes Plásticas de Durazno, dirigido entonces Claudio Silveira Silva,  “que era muy revolucionario en sus grabados, pero sin embargo imponía una técnica torresgarciana para la pintura.” 1 Descontenta con una metodología que la encorsetaba  (“me cansé de dibujar todo recortado en negro”) se alejó del taller pero su padre la sorprendió con un regalo a la altura de sus sueños: “’¿Usted quiere pintar m’hijita?’ Entonces me llevó a la casa más grande de materiales para artista en la capital. ‘La Platense’, y ahí compré todo lo que me pareció necesario: óleos Winsor (nunca volví a tener esa marca), témperas, paleta, espátula, telas, cartones.” 

Muy joven conocería al que sería su esposo, el artista Joaquin Aroztegui, a quien ella valoró como su primer maestro. Joaquín, veineañero entonces, formaba parte del grupo Toledo Chico, de intensa labor en el grabado y la difusión cultural en los años sesenta. Los miembros fundadores del Grupo Toledo Chico fueron Joaquín Aroztegui, Jorge Nelson González, Ramón Carballal, Eduardo Rodríguez Amestoy y Raúl López Cortés (quien se consideraba el único discípulo de Alfredo De Simone). En torno al grupo participarían también otros creadores como el escritor Juan Capagorry, el poeta Rafael Casal Muñoz, el grabador Antonio Lista, el dibujante y pintor Pedro Astapenco,  la entonces quinceañera poeta y pintora Sara Ledoux Caballero, entre otros. 




Aroztegui era el redactor responsable del órgano de difusión de este grupo, la revista El Mate, que sacó once números entre 1966 y 1968. Pero además de diversos materiales que el grupo ofrecía para los suscriptores, editó dos discos de Los Tupambays (histórico grupo musical integrado por Milte Fagalde, Hugo Blanco, Ramón Etchegaray y Manuel Picón), publicó libros y carpetas de grabados. Rosa participaba realizando grabados para la revista, encargándose de la administración y la distribución de la misma. Destaca su trabajo en el diseño de las viñetas de la primera edición artesanal de Hombre y oficios de Juan Capogorry.

Antes, pues, mucho antes de que comenzaran las crisis psiquiátricas que la condujeron a la internación, Rosa era una artista con una sólida formación intelectual, pues, había estudiado psicología (la dictadura truncó sus estudios), y daba clases de filosofía en el liceo de La Paz y en el N° 22 de La Teja. Tuvo una hija y tras la separación con Aroztegui, comienza una producción poética en los años setenta, de gran contundencia, caracterizada tanto por la claridad de la enunciación como por la profundidad de su voz lírica: “Me gustaría que hubiera / Muchos seres que dijeran / Me gusta tu pintura; / Me gusta tu poesía; / Pero más me gustaría / Que hubiera un solo ser / Que me dijera “te amo, / Aunque no pintes ni escribas” (1975)


En los años noventa Rosa conoció un período de apagón creativo (en la producción plástica, al menos) del que resurgiría al integrarse a los talleres del Centro Educativo de la Colonia Etchepare. “En esa época difícil en que no encontraba una salida a su crisis creativa, la tallerista del lugar, Isabel Cavadini, le sugirió que probara dibujar con los ojos cerrados, como un modo de exorcizar el temor a la hoja en blanco y recobrar así el proceso intuitivo. «Hoy nació Rosa Cazhur», le confió la artista a su orientadora con los primeros resultados. Casi sin espacio disponible, Rosa pintaba recostada en su cama con los materiales apoyados en una tabla. Los dibujos de delgada línea salen de una vez, rápidamente, y por el modo en que se escurren por el papel los acrílicos y las tintas, es dable imaginar que también es veloz el esparcido de los pigmentos. Sus series de autorretratos, embarazadas, partos, parejas hombre y mujer, madre e hija, entre otras, recrean un universo personal de gran sensibilidad, con extremos de dramatismo y dulzura. Su obra nace de una vertiente interior y alcanza la forma de un reclamo emocional directo y sin cortapisas.” 2 


Xilografía de Rosa Cazhur, 1967
(anunciando nueva imprenta para el Grupo Toledo Chico)


Las acuarelas de Rosa Cazhur se dieron a conocer por vez primera en la exposición “Límites” en el  Cabildo de Montevideo (setiembre 2008) curada por Susette Kok, que exhibía fotografías de pacientes de la Colonia Etchepare y Santín Rossi  y pinturas y textos de varios artistas allí internados. Rosa se encontraba a la sazón en un régimen de externado, vivía con una familia de Santa Lucía, más tarde volvería a la Colonia Etchepare donde permanecería hasta su fallecimiento. Al mes siguiente de la muestra del Cabildo las acuarelas se expusieron en la muestra “Arte Otro en Uruguay" (Plataforma, Centros MEC, Noviembre 2008) y se reprodujeron en el libro homónimo junto con algunos de sus poemas.

Esta especie de segundo despertar artístico de Rosa, muy distante y distinto a su obra anterior, no pasó desapercibido. La crítica especializada elogió sus acuarelas “de fuerte contenido dramático y de empinada inventiva formal, inusual en el género”. 3 




A partir de entonces se sucedieron una serie de exposiciones y su trabajo alcanzó un mayor reconocimiento. En el Centro Educativo de esta institución se publicó su poemario Sentires, expuso en la muestra colectiva “Memorias del Inconsciente” en la Galería Sur de Punta del Este (enero 2009) y realizó una muestra individual en la sala Carlos Federico Sáez del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (agosto 2011). En el catálogo de esta muestra escribió la curadora María Yuguero: “Rosa Cahzur apuesta a un juego en que memoria y anhelo se conjugan para dar cuerpo a propuestas poéticas y artísticas sin otro objetivo que el de la expresión como una necesidad en sí misma”.  

De Francia, cuna del art brut, llegaron interesados en comprar y en dar a conocer su obra.  Con los auspicios de la Galería Christian Berst, Rosa expuso en varias muestras colectivas en Europa desde el año 2011 al 2020.4 




En la última década Rosa sufrió serios quebrantos de salud. Eso no impidió que siguiera creando, en especial en cerámica, medio en el cual ella se expresaba con solvencia por haber aprendido tiempo atrás con Margarita Courtoisie y que continuó desarrollando con el ceramista y profesor de la Colonia, Álvaro Borrazás. 

En el año 2016, poco antes que la tallerista Isabel Cavadini dejara su trabajo en la Colonia Etchepare para radicarse en el extranjero, dio cuenta de la voluntad de Rosa de donar doce acuarelas al proyecto Arte Otro en Uruguay para que le diéramos difusión. Las acuarelas fueron escogidas por su autora.5 Le asignamos  títulos tomando algunos versos de sus poemas como referencia y varias de ellas se expusieron en el Museo de Artes Plásticas de Tacuarembó (“Arte Otro en Uruguay”, agosto de 2017) y en una muestra en Casamario (diciembre 2017). 

Por esa misma época, Rosa concedió una entrevista televisiva en “Por amor al arte”, programa que conducían Jaime Clara y Malena Rodríguez Guglielmole (NSTV) y que intercalaron con las imágenes de estas acuarelas. Con la mirada de ojos grandes y expresivos, muy demacrada, respondía a las preguntas que se le hacían sin titubear. Habló sobre el arte y sobre la vida. No ocultó nada. Le pidieron que dijera uno de sus poemas y sin sombra de duda recitó de memoria uno de los más enigmáticos: “Los  elefantes azules / Llegaron por una / Primavera de metal / Llegaron y tomaron / Cuenta de la ciudad / De los árboles de las / Plantas y nadie sabe / Cuándo se irán. / Están haciendo / Caracolas de incisos / Con sus trompas y las / Ramas de mar / Están muy preocupados / Con Paul Éluard / Y un cuadro de Rousseau / Después informo más.”


Versión ampliada de una nota de Pablo Thiago Rocca publicada en el semanario Brecha, Montevideo, 28 de enero de 2021.


Notas


1 Rosa Cazhur, Poemas, Ministerio de Transporte y Obras Públicas, Montevideo, agosto 2011.

2 Pablo Thiago Rocca, Otro arte en Uruguay, Linardi y Risso, Montevideo, 2009.

3. Di Maggio, Nelson “El infierno tan temido” La República, 08/09/2008 y Artes Visuales en Uruguay: diccionario crítico, edición de autor Montevideo, 2019.

4. “Rentrée hors les normes” (Christian Berst, París, 2011), “Drawing Now Art Fair” (Carrousel du Louvre, Paris, 2013), “Art Brut latino américain” (Galería Hamer, 2014), “Soit 10 ans etats intérieurs” (Christian Berst, París, 2016), “Sur le fil” (Christian Berst, París, 2016), “Salo V, Salon du dessin erotique” (Christian Berst, París, 2017),  “In the flesh. Corps véritables” (Christian Berst, París, 2020).  

5. Una nota escueta decía: “Pablo querido, te mando unos dibujos por Isabel, para exponer o lo que tú veas. Te quiere mucho, Rosa.” Estas acuarelas y tintas han sido pintadas sobre papel (A4, 75 gr) en los años 2008-2010. 


***



Hoy te vi padre


“Hoy te vi padre,

alejarte

por una calle

de sombras.

Sombrío y solo.

Tendí las manos

y no pude alcanzarte.

Esperé encontrarte

en una esquina, padre

pero tú estabas cansado

de esperar

y no estuviste ya

en ninguna esquina.

Esperé verte otra vez, sereno,

con mi hermana en brazos

mirando el mar,

y te habías perdido

en mareas de ausencias.

Tus mares a veces

se beben

mi vida.”


Rosa Cazhur, poema publicado en “Memorias del inconsciente”, Galería Sur, 2009.


No hay comentarios: